Por una Asamblea Nacional de Trabajadores que vote un Plan de Lucha Independiente

Por Juan Giglio 

Luego de las PASO, y a pesar de los esfuerzos del gobierno para mostrar su “enorme victoria contra el pasado”, afirmando y reafirmando mediáticamente que “los argentinos votaron por el cambio”, Cambiemos no se transformó de la noche a la mañana en una fuerza con la capacidad y autoridad suficiente para hacer retroceder la resistencia obrera y popular, imponiendo un cambio de calidad en la relación de fuerzas entre las clases.  

Esa es la razón por la cual Macri tuvo que recurrir a una escandalosa maniobra de ocultamiento de la derrota en la Provincia de Buenos Aires. Es que en los distritos donde se concentran los batallones más combativos de la clase trabajadora, perdió por goleada, resultado que expresa el odio hacia el gobierno de quienes resisten de manera activa los efectos de su plan de ajuste, saqueo y endeudamiento.

La izquierda y los sectores combativos más consecuentes, debería asumir esta realidad, jugándose a impulsar la coordinación de los conflictos con la mente puesta en la cada vez más necesaria Huelga General que le tuerza el brazo a los de arriba. Para eso, hoy más que nunca, la tarea pasa por garantizar la convocatoria de un Congreso o Asamblea Nacional de Luchadores que resuelva un Plan de Lucha independiente.

Para las conducciones más conservadoras de la izquierda, “esto no es posible porque los sindicatos son dirigidos por la burocracia”, y lo único que se puede hacer es “exigirles” el Paro Nacional.  De acuerdo a este razonamiento, hoy por hoy no existirían condiciones para organizar grandes medidas de acción directa por fuera o en contra de estos, limitando el papel de la izquierda a las tareas de propaganda genera y de presión.

Sin embargo, la combinación entre crisis, radicalización de las bases y debilidad de las conducciones tradicionales han creado una situación en la cual la izquierda, si se lo propone, está en condiciones de liderar las luchas de amplios sectores, que están esperando que alguien o algún sector se ponga al frente de sus reclamos, como sucedió durante la huelga los choferes de Córdoba, los operarios de Cresta Roja y como se acaba de expresar en la derrota del burócrata Piumato en Judiciales, donde triunfó una lista democrática y combativa que expresa la tendencia general de la situación. 

Estos trabajadores, que son la expresión de un proceso gigantesco, no esperaron a la burocracia para pelear, sino que pasaron o intentan pasar por encima de sus podridos “cuerpos orgánicos”, apoyándose en sus asambleas democráticas. Más allá del resultado final de cada uno de estos conflictos – los choferes perdieron, los de Cresta triunfaron y los judiciales se preparan para pelear – marcan una dinámica que es necesario incentivar con el propósito de unificar desde abajo cada una de las luchas en curso.

Siendo consecuentes con este planteo, diferentes organizaciones revolucionarias - como FAR, PCT, Tendencia Guevarista, PRml, Partido Guevarista, etc. - fundamos la “Mesa Promotora de la Asamblea Nacional de Trabajadores” para llevar esta idea a  la vanguardia obrera y las organizaciones combativas, asumiendo que si se dan pasos  en ese sentido, la clase obrera comenzará a contar con una alternativa de dirección política y sindical. Los integrantes de esta mesa marchamos varias veces en común, levantando la línea del Plan de Lucha Independiente.

La Asamblea Nacional de Trabajadores, Congreso de Delegados de Base o Encuentro de Luchadores, debe también debatir la construcción de un Programa Obrero y Popular alternativo al Ajuste de Macri y la oposición patronal, mostrándole al movimiento de masas que a este sistema Capitalista decadente se lo puede reemplazar por otro que resuelva las demandas insatisfechas de las mayorías implementando medidas de ruptura con los grandes monopolios y la oligarquía parasitaria.  

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